Walter Ong
(1912-2003), fue un gran defensor de la
oralidad, a la que considera raíz de la
escritura y de la comunicación. Habla de dos tipos de oralidad: la primaria, que
es independiente de la escritura, mediante la que se comunican quienes no
conocen la escritura ni la impresión, y la secundaria , con la que se comunican
quienes conocen la escritura, el texto impreso, el teléfono, la televisión, la
radio o el lenguaje de las redes y el hipertexto. Para su funcionamiento, todos
ellos dependen de la escritura. Según Ong, durante siglos, lo oral fue el modelo
principal de comunicación, la oratoria y la retórica, que se materializó más
tarde en la escritura y la imagen, sobre todo tras la imprenta y su divulgación,
y posteriormente con la radio, que es un alternativo excelente de oralidad
secundaria (inspirado por McLuhan), pues permite enlazar a grandes
distancias a la gente de cultura oral y cultura escrita. El lenguaje se
convierte así en mediador entre culturas. Para Ong, la tecnología tiene que
ver con ordenar lo que posee la mente humana, y los medios de comunicación ayudan a ello. Un desafío para los medios
es procurar un acercamiento de las personas: un tête a tête. La oralidad
secundaria se complementa a partir de la introducción de los medios electrónicos
en las sociedades alfabetizadas.
«Hablo de comunicación oral y de la transformación tecnológica
de la palabra a través de la escritura, la imprenta y la electrónica, siendo
consciente de cómo los seres humanos interioricen sus tecnologías
convirtiéndolas en parte de sí mismos. Hemos interiorizado la escritura y la
imprenta tan profundamente que no nos damos ya cuenta de que son componentes
tecnológicos de nuestros procesos mentales» (Walter
Ong)
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Paulo
Freire, Mario Kaplún y Lev
Vygotsky, desarrollaron estas idas y las aplicaron, uniendo arte,
educación, medios de comunicación, cultura y educación popular. Aunque se asigna
la expresión educomunicación a Mario Kaplún, que la desarrolló a iniciativa de la UNESCO, yo
personalmente la había ya oído, como expreso más arriba, en el entorno de Paulo
Freire, aunque no es de extrañar por las estrechas conexiones entre ambos y su
pensamiento.
Para Lev Vygotsky (1896-1934), en el proceso de interiorización, cognoscitivo, desempeñan un papel
fundamental los «instrumentos de mediación», el lenguaje oral y escrito,
manifestados de múltiples formas en el medio sociocultural en el que se vive.
Aprender es aprender de otros, se logra mejor en comunicación con otros, alumnos
y profesores aprenden unos de otros, y se trasforma la información en
conocimiento.
Paulo
Freire (1921-1997). Para Paulo Freire la comunicación es un
complemento directo de la educación, proceso de
aprendizaje que dura toda la vida. Al igual que la educación, la comunicación es
un acto creador, un acto cognoscitivo y un acto político, dirigidos al cambio
social. Los medios de comunicación, las imágenes, fotografías e ilustraciones,
son claves para generar un diálogo existencial. Los participantes de los círculos de cultura dialogaban entre sí y
con quien dirigía el debate, sobre los contenidos asociados a las diferentes
figuras, y la repercusión en su propia vida. En ocasiones, cuando había
posibilidades, se trabajaba con películas y grabaciones que se convertían en
generadoras de diálogo. Sus
principales obras: La educación como práctica de la libertad. Pedagogía del
oprimido. Extensión o comunicación.
Para Mario Kaplún (1923-1998),
al comunicar se aprende, emisores y receptores, tanto en los procesos educativos
como en los comunicativos, aprenden unos de otros, se intercomunican,
pues el lenguaje
es el instrumento del pensamiento (aportación de la pedagogía), a partir del
cual no solamente podemos comunicarnos, sino también pensar. ¿Cómo se adquiere
el lenguaje? ¿Cómo aprendemos a hablar?: Comunicándonos.
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